Ante la severidad de la pandemia y la afectación de la conciliación familiar, Mónica nos invita a reflexionar en estas circunstancias: ¿estamos cuidando la salud emocional de nuestros niños y adolescentes? ¿Y la de los padres? ¿Nuestras emociones están quedando ocultas bajo las mascarillas?
Debemos recordar que el artículo 34.8 del Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y en materia de conciliación, ya establecía el criterio según el cual el trabajador tendría derecho a la adaptación de su jornada por motivos familiares.
Evidentemente no estaba previsto este artículo para esta pandemia, pero es plenamente aplicable en cuanto reconocía el derecho a solicitar la adaptación y distribución de la jornada de trabajo en la ordenación del tiempo, e incluía la prestación del trabajo a distancia para hacer frente a la conciliación de la vida familiar y laboral.
Hace años que solicitamos, desde numerosas Asociaciones de crianza y de padres y madres de todos los colores, clases sociales y condiciones, desde el Club de las Malas Madres hasta la Liga de la Leche, que el coste de la conciliación recaiga sobre el Estado, como ocurre en otros países europeos muchos más avanzados en esta materia, y no sobre las familias, que deben hacer malabarismos a base de falta de sueño, fundirse los ahorros, jornadas de teletrabajo interminables, divorcios encubiertos y, en los peores casos, incremento de medicación para la salud emocional de unos y otros.
Os invito a desconectar cinco segundos de los enriquecedores debates que tenemos estos días en redes sociales y a reflexionar: en estas circunstancias, ¿estamos cuidando la salud emocional de nuestros niños y adolescentes? ¿Y la de los padres? ¿Nuestras emociones están quedando ocultas bajo las mascarillas?
Por favor, es extremadamente urgente el establecimiento de un permiso retribuido y obligatorio, por Ley, en favor de aquellos padres que deban guardar cuarentena ante un posible contagio por parte de sus hijos del covid-19, si no queremos que todo esto, dentro de unos años, nos pase factura y no sólo económica.